19 oct 2008

El primer Crucero arribado a Guaymas Son. Mexico




Este artículo va dedicado a la reina de los ojos verdes mas lindos que hay.



A las 12:45 de un jueves azul como suelen ser la mayoría de los jueves de Octubre en ese sitio del que hoy escribo, sin mas ni mas, se la comió completita el regocijo de la noticia. No pudo hacer otra cosa que coger el telefono para contarme en trocitos y con bastante imprecisión, la pedacería de de datos que habia recopilado hasta el momento del suceso que ocurría a 5 horas aproximadamente o 300 kilómetros de aqui.

Un par de llamadas recibidas desde el sitio mismo donde se estaba escribiendo la historia y unas fotos que lo resumían todo obtenidas por medio de ese glorioso dolor de cabeza que es el afamado 'email' de nuestra epoca, bastaron para dar fe de lo que hasta hacía unos meses parecia ser solo un sueño para la gente que ha nacido o crecido en ese lugar tan... particular, y porque no?, bello, que es el pueblo, si no natal, sí adoptado de donde es mi mama.

"Seño, que crees?! ya llego por fin el primer barco Crucero a Guaymas!" - irrumpió la voz de mi mami por el auricular del telefono, con una sonrisa de oreja a oreja y unos ojos que seguramente reflejaban todas las estrellas que en la noche mas clara se han podido ver en los cielos nocturnos de su querido Guaymas.

Entusiasmada, me contó todos los pormenores con el fervor de quien anuncia el inicio de una tregua en tiempos de guerra; me relató los hechos como el niño que cuenta maravillado la hazana de haberle dado la vuelta a la cuadra en bici por primera vez sin haberse caido, o como el adolescente que platica haciendo alarde de su destreza que por fin acabó de coordinar la mente, manos y pies, para poder manejar un carro de cambios por tres semaforos seguidos sin que se le apague el motor ni le de ese 'hipo' que le da al carro al meter 'el cambio'' que tanto apena al aprendiz como al maestro.

En una palabra, la diosa de todas las guerras estaba viviendo un triunfo mas, el de ver a su pueblo progresar....

Y así con ese afan, me tuvo al pie del telefono escuchando como se llevó a cabo el suceso, si no del siglo, sí del legado del pueblo que la vió crecer mientras mi Diosito le dió y le sigue dando vida. Y es que ese 'encanto', fortuito o no, que le da a uno el ser de donde uno es, es poco comparable con ninguno otro ahora que lo pienso. Es por eso que me refiero a Guaymas con bastante cautela, porque se que de entre los que lo habitan o son oriundos de ahí, hay quienes lo consideran "pueblo" los días de carnaval, "ciudad y puerto" los días de visitas de importantes, "rancho" los días lluviosos, "infierno' los días de verano, "burla" los 3 años que transcurren despues de cada elección, "paraíso" durante la Semana Santa y para mi, con todo el respeto que me merece, lo considero el "Macondo" de Mexico.

Creanme que no hay nada de ofensivo en mi alegorica comparación. Todo depende si el que lee estas líneas es de las personas que le gusta ver el vaso medio lleno, o medio vacío. Yo lo veo medio lleno. Para mi Guaymas no es de ninguna manera la cuna que me vió nacer, porque no lo fue y espero en esto no herir suceptibilidades. Yo no podría, JAMAS, negar al sitio donde nací que es mi Mexico Distrito Federal. Ese sera tema de otra conversacion. Pero tampoco podría negar que en Guaymas dejo una gran parte de los recuerdos mas lindos que tengo de mi niñez, pues nadie como yo extraña aquel arbol enorme de mezquite en el patio de la casa de mi abuela en la calle 12, al que subí y pase horas y horas, donde igual hicimos una 'casita' con pedazos de madera y cartón, que un columpio con un mecate; extraño tambien el arbol de Guayaba altísimo (que tenía la edad de mi abuelo) de donde me cai y tuve por 'su culpa' 3 fracturas, tanto como la seducción del olor de su fruta, que entraba por la puerta e impregnaba la casa completa con un aroma que llevo metido en la cabeza hasta la mañana de hoy y me hace agua la boca el puro recuerdo; extraño las mermeladas y el guayabate con el que rellenaban empanaditas para cerrar con broche de oro el almuerzo de cualquier día normal. Extraño el pan dulce y las tortillas 'sobaqueras', los dogos del "Pajarito" y los de la 15 y las quesadillas de la 18; las tortas del "Lucerito" y los mariscos del "Dog Out", los 'chocomiles' de "La Barquita" y los tacos del "Cacheton" y Don Chuy, extraño los 3 años de la secundaria en los que todavia pude ir a correr a la orilla del malecón desde la 26 hasta el final del boulevard Sanchez Taboada de noche con el olor a mar y la humedad de la brisa cayendo sobre mi cara. Echo de menos las tardes en que mi abuelita nos pedía que sacaramos sillas a la banqueta y nos sentabamos a esperar que "refrescara" la tarde y a ver pasar y saludar a la gente que tambien hacía lo mismo que nosotros.

Pareciera como si en los pueblos la vida transcurriera mas lenta, y esa lentitud me agradaba. Me llena el corazón el recuerdo de las bandas en cada esquina en los Carnavales tocando "El son de los aguacates" y "Mi gusto es" asi como la experiencia incomparable e irremplazable del Colegio de monjas donde estudie y fui igual una alumna sumisa que revolucionaria y donde despues de que disfrutaramos hasta el cansancio de las fiestas del Carnaval nos inculcaron ir a buscar indulgencias los miercoles de ceniza a la iglesia de San Fernando por ser partícipes de tanta paganeria. De igual manera, quede por siempre fascinada con el brillo de las dunas de arena blanquísima de "Los Algodones", hipnotizada con la vista emblematica del atardecer en San Carlos y el Tetakahui, sedada con la tranquilidad que irradia el Estero del Soldado y con la fortuna de poder presenciar a los delfines con su ir y venir en esa bella danza que se divisa desde algun lugar en Miramar o el mirador de San Carlos.

No tengo que pensarlo mucho, es un hecho que conforme van pasando los años, el lugar donde uno nace o crece llega a formar parte de una base fundamental que moldea nuestros planes a futuro de lo que uno quiere para uno mismo, para los hijos, la familia, los amigos, para la sociedad que nos rodea y para el mundo en general. Cuando los recuerdos de ese lugar de orígen son buenos, uno ancla las esperanzas de volver a ese sitio y poderlo ver igual o mejor, pero nunca destruido o acabado. Ese sitio es la morada de nuestros recuerdos y debe permanecer imperturbable y resguardado de quien pudiera ser capaz de causarle algun daño, porque el que osa con arruinarlo, esta no solo derribando una estructura tangible sino los cimientos morales de una sociedad.

El arribo de el primer Crucero a Guaymas puede no significar nada, si se es de los que ven el vaso medio vacío. Quiza sea una estadística mas en los reportes de trafico portuario. Y pasara como dicen muchos: "sin pena ni gloria". Llamenme idealista, pero yo veo el vaso medio lleno. Estoy segura que para mi mami, para mí y para muchos otros, este es un momento histórico e inmemorable que no sólo marca el inicio de una nueva era, sino la esperanza de quienes al menos por un día, pudieron ver a un Guaymas que cambia, que prospera, que trasciende, que embellece y que promete.

Les dejo estas fotos, no doy creditos porque son imagenes que me fueron mandadas y desconozco su autoría o las encontre en la red. Las derechos de las imagenes son de quien las tomo. Esto es Guaymas, Sonora, Mexico...Mi Mexico.


por Caliope